Una vez más debo escuchar la triste voz en el desierto. La encontré asoleándose en la arena, junto a un médano que el viento perfilaba. La voz era un silencio infinito que rodaba, inagotable, de tu frente.
Señor suelta a los cautivos, el Señor abre los ojos a los ciegos, el señor levanta a los encorvados, el Señor ama a los justos, el Señor custodia a los peregrinos, mantiene al huérfano y a la viuda, pero turba la senda de los pecadores. Reinará el señor eternamente. Salmo 146
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jeudi 15 février 2007
samedi 10 février 2007
VENTANA
Junto al mar una ventana para mirar el mar. Cae enlodada la noche. Enlodado también el corazón de un desconocido que se pregunta la hora, en alguna parte, presintiendo ya el día. Sus malogrados sueños, por las ruinosas calles, se inundan de pena y de dolor. Desesperados sus ojos a la mitad del día, se cierran para soportar el tiempo. El polvo se posa sobre su cuerpo mientras duerme. Al final del día, se sienta en una piedra huérfana, junto a un río. No quiere ver nada, pero ve a las dolidas aves que al crepúsculo se acercan. Mira también, en el reflejo del agua que recorre, entre las estrellas y la luna, su perfil desordenado, sus negros ojos que lo miran mirarse
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