No somos el silencio de nadie, tampoco el recuerdo que otros inventaron. Somos una piedra que talla el tiempo; un navío que en la mar se busca a sí mismo. Somos también la voz, el eco del desierto, los sueños que dejamos enterrados en un cerro. Hoy que miro mis manos, sorprendo a alguien que no soy yo, al otro, ese que soy yo mismo, ese que anda por las orillas de los ríos, aquel que se acerca como un mudo laberinto.
3 commentaires:
Somos, es verdad amigo, somos el todo..
hola Porfirio!
buen texto, Un fuerte abrazo.
Tan nada.. tan todo. Contundente escrito.
Saludos
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